14 dic 2009

Me sobran las palabras y me falta el aire.


Entro en la habitación como la luz del atardecer, lentamente pero ganando belleza y luminosidad.

--¿Estas enfermo?- Pregunto.
El asintió con la cabeza y dijo:

“ Tu compasión no puede curarme, pero tu luz brillara en mi camino como el faro sobre el acantilado en la oscura y tempestuosa noche de mis sentimientos.

Confunde mis sentidos y arrástrame a otra tierra verde y fértil, donde pueda respirar.
Sedúceme y te seguiré donde vayas, hasta que mi ser se extinga o se abrase en tu fuego, porque hoy ya ardo sin llamas y la piel del rostro se me agrieta y seca, a pesar del mantial de mis lagrimas.”








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