21 may 2015

Adictos al Material. Una historia mercantil.


Julianin acaba de aterrizar en el maravilloso mundo de la escala. Aun lo hace con cualquiera y  donde puede, sin demasiado criterio. Aún tira de brazo cual gorila y no usa los pies, a pesar de haber visitado ese “templo del material de alta calidad” que todos conocéis y que por respeto al anonimato de sus trabajadores y usuarios llamaremos De-cartón. Si, ese donde acaba uno cuando no sabe por dónde se anda y donde, al menos,  se tienen la certeza de que el estrago económico no será grande aunque metamos la pata hasta el fondo.

Nuestro personaje le sacó brillo a la visa equipándose de mosquetones, arnés, cuerda,  pies de gato, ect.  Bajo el asesoramiento de otro gurú de la escalada que ha conocido en el rocódromo, el cual le recomienda que no recibir ningún tipo de clase, ya que” los recios aprendieron a huevo”, dice. A todo esto el susodicho individuo es un tipo que entrena solo, casi no se relaciona con el resto y no comparte risas con la mayoría de los habituales del rocódromo… Julianin es la víctima apropiada e indefensa, que este  estaba buscando
Llega el día en que el gurú anuncia a Julianin que quiere que le acompañe a escalar en montaña. Fisuras interminables y verticales, reuniones colgadas…Un mundo de experiencias y emoción. En definitiva, el inicio de la “odisea  de los grandes alpinistas”. Este recomienda a nuestro personaje que  visite una de las tiendas del ramo para equiparse.

La visa vuelve a calentarse y un afamado dependiente, el cual,  no tiene el gusto de conocer a su verdadero jefe, pero al que su encargado flagela a diario con un látigo para que aumente sus ventas. Que cobra tarde y mal, y que tiene dos hijos en casa esperándole pidiendo sopa. Redondo como una peonza y que dice que un día escaló también, le coloca un Kit completo de Iniciación al Alpinismo, que consta de los siguientes imprescindibles:
 Cabo de anclaje doble con disipadora incluida. Maza, clavos y espitador. Juego completo de friends triplicando tallas, porque hay mucha fisura paralela mas larga que un día sin pan y empotradores de tres tipos. Mosquetones para ir a una guerra y anillos y cintas  en tres longitudes y anchos…Ah claro un petate mas grande que el dueño, de esos de big wall, para que quepa todo.

Fue todo un cromo ver a nuestro protagonista caminar  con aquello a la espalda, haciendo eses como si estuviese borracho y vencido por el peso. Para llegar sudoroso y agotado a pié de vía.

Tras este memorable día, Julianin cambió de amigos y concluyó que el material no hacía al escalador… recibió un curso con un profesional y aprendió en dos tardes lo que  no habría podido en dos años.
O por el contrario… continuó gastando dinero en un  material que jamás podría hacerle mejor escalador.

P.D.  Al cierre de este artículo hemos recibido la atenta  misiva  de la A.T.CpC Asociación  de Tenderos Castigados por la Crisis, desmarcándose y condenando las actitudes de determinados empresarios en cuanto al comportamiento con sus empleados y  asegurando la honestidad de sus asociados en lo que se refiere al trato y asesoramiento de sus clientes.

Al final de la carta una súplica: “ No mentir ni engañar, pero permitid que se gasten todo el dinero quieran, por Dios!”





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