La Tiranía del Grado"

Vivimos en un mundo donde todo debe ser medianamente acorde a parámetros establecidos. Todo debe ser medido, reduciendo y simplificándolo a un lenguaje universalizado.   Para que el resto de mortales “sepan “ a ciencia cierta de qué tipo de “pasta” estás hecho, para que puedan medir tus capacidades en comparación a las suyas . Los números y  las letras de la graduación cumplen su papel en el monumental despiste que supone esta  sistemática cuadratura del círculo.

Un escalador cambia tipo de  roca y lugar, y  croquis en mano selecciona una ruta de  graduación similar a la que suele resolver en sus zonas habituales. Se estrella contra los números que le parecieron asequibles, sufriendo más de lo previsto. En  su cabeza resuenan mensajes de su “rebotado” subconsciente, que no quiere admitir la cruda realidad. Re-descubre la técnica, el criterio a la hora de graduar  y otras variables siempre presentes en zonas diferentes.

Las respuestas  no suelen ser acordes a la aceptación de una nueva realidad. “Esta gente no sabe graduar…, esto es un grado más de lo que dicen… eso en mi casa es mas tanto “conclusiones a las que se llega porque:  lo sé todo, por los años que llevo escalando sin salir de mi casa y repitiendo las mismas vías, y porque el físico dijo basta al no ser capaz de resolver los pasos.

Aceptar la nueva situación. Pensar que  no todos los días son fiesta y bajar el pistón es la solución inteligente. No cejar en el empeño y callarse la boca chancla: Soy un matao y no puedo con los… O también: Dale otro pegue “bonito”, hasta que no puedas sujetar el botellín de cerveza, momento en el cual, seguro que habrás aceptado tus limitaciones y un nuevo estadio de humildad absoluta se adueñará de tus pensamientos, ya que tus músculos se rindieron  en la tercera chapa ante la mirada inquisitorial de tus compis, que seguramente no lo son tanto…

El grado y su tiranía alimentan al propio ego y este  nos traiciona a la primera ocasión.

 Asistí a una pequeña discusión por la graduación de una vía  que paso a describiros. Sirva el ejemplo:

Los hechos acontecen en una sala de escalada. Lugar donde la gente  se reúne, comenta, entrena  y “los egos” florecen como la mala hierba en primavera.

Nuestro primer actor, un escalador foráneo y experimentado, que casualmente acaba de encadenar una vía de dificultad en una famosa escuela durante el fin de semana, es felicitado por las “fuerzas vivas “que allí están  y comenta las jugadas del lance con una amplia sonrisa.

De repente uno de los contertulios añade a la conversación  a nuestro segundo actor. Se dirige a él preguntándole por la misma vía, que este ya había encadenado tiempo antes.

Sin dejar lo que está haciendo y ajeno a los parabienes y palmaditas en la espalda que recibe nuestro experimentado y de mayor edad primer actor, comenta sin mucha emoción que esa vía para él es un grado menos, incluso hace una comparación con otras similares que ha escalado y osado de cota un plus…Grado y medio en total…( silencio sepulcral) Y nuestro primer personaje cambia la cara por un rictus de tensión. Incluso su habitual paz y tranquilidad interior se trunca en terrible zozobra y arremete con esos argumentos que solo sirven al yo más oscuro y te ponen en evidencia ante las personas con algo de sentido crítico. “A mí me vas a decir tu qué grado es tal vía con los años que llevo escalando y bla bla blu…tururú…”

Si hoy el primero pudiera ver en que se ha convertido el segundo, las vías que repite y la tranquilidad con que afronta las mismas, concluiría que juega en otra división. La de los no mortales. Posiblemente aceptaría que el grado es un tirano al que no merece la pena adorar.

Próxima entrega

Las redes Sociales. “Publico luego existo o escalo”

Blogs, Faceboo, Instagram.